La historia de nuestro querido Puerto Vallarta es mucho más que interesante, con altos y bajos, con suerte y con desventuras, pero todo nos llevó a ser lo que somos ahora, una ciudad con alma de pueblo, de habitantes cálidos, sinceros y amigables.
Por Maiky Ro
En 1880, “Las Peñas” tenía una población de 1,500 habitantes. El 14 de julio de 1885, el puerto se abrió al tráfico marítimo nacional utilizando oficialmente el nombre de Las Peñas. Gracias a los esfuerzos conjuntos de sus habitantes y el entusiasmo de Don Guadalupe, “Las Peñas” progresó paso a paso durante la última década del siglo XIX y la primera del siglo XX. El 31 de mayo de 1918, por decreto del congreso, se le concedió el título de municipalidad, y su nuevo nombre: “Puerto Vallarta”, en memoria del abogado y Gobernador de Jalisco, Don Ignacio L. Vallarta.
En marzo de 1914, se inaugura la primera oficina de correo y en septiembre se instala un telégrafo. En 1925 la Compañía de Fruta Montgomery compra alrededor de 70,000 acres cercanos a Ixtapa, Vallarta empieza a florecer debido a la gran demanda de trabajo en las plantaciones de plátano. También se construyó una vía férrea para transportar los plátanos de Ixtapa al estuario El Salado dónde se cargaban en barcos para llevarlos a Estados Unidos. Tristemente Montgomery tuvo que dejar México en 1935 debido a una nueva ley agraria, terminando con esa bonanza agrícola.
Aproximadamente en 1930, turistas nacionales y extranjeros empezaron a venir a Puerto Vallarta y a volver año con año a pasar sus vacaciones y a disfrutar la tranquilidad y la gran belleza natural del puerto. Poco a poco, se pasó la voz y cada año llegaban más turistas. En 1951, cien años después de su fundación, Puerto Vallarta celebra en grande. Además la boda de Doña Margarita Mantecón, de una familia bien establecida de Vallarta, con un consejero del presidente mexicano, Miguel Alemán, fue motivo para espléndidas fiestas. Tres naves llegaron a la bahía para saludar al pueblo con 21 disparos de cañón; tres aviones aterrizaron en Los Muertos, llenos de reporteros y camarógrafos; y se trajo una reliquia de la «Verdadera Cruz» a Vallarta.
El 11 de noviembre de 1954, la aerolínea Mexicana de Aviación inauguró su vuelo Guadalajara – Puerto Vallarta, encontrando un destino para competir con la famosa bahía de Guerrero; (AeroMéxico había disfrutado del monopolio en la ruta a Acapulco). Los visitantes empezaron a llegar de otros lugares de México y del extranjero; Guillermo Wulff, ingeniero Mexiquense, fue uno de ellos, quien con su llegada al pueblo como un invitado en ese primer vuelo de Mexicana, marca el principio de la segunda fase en la construcción material del pueblo, siendo él quien introdujera la cúpula como un elemento arquitectónico en varias casas que construyó entre el Gringo Gulch y Mismaloya. Reforzado por las intensas campañas de publicidad, Mexicana lanzó la ruta Puerto Vallarta-Mazatlán-Los Ángeles en 1962. Gracias a su afiliación con Pan American Airlines, esta promoción se vio por todo el mundo.
Pero el desarrollo de ese tranquilo y poco conocido pueblo costeño tuvo su auge a partir de 1964 cuando John Huston lo escogió como escenario para su famosa película “La noche de la Iguana”, con Richard Burton como actor principal, a quien le acompañara la súper estrella Elizabeth Taylor, aunque no fuera parte del elenco. Muchos periodistas les siguieron dando a conocer las bellezas naturales de la región. Encantados por la magia de Puerto Vallarta, Richard y Elizabeth compraron una casa, “Casa Kimberley” y John Houston construyó su casa en la pequeña ensenada de Caletas donde vivió hasta su muerte. Éste famoso director de películas John Huston, 30 años después escribió: «Cuando vine aquí por primera vez, hace casi treinta años, Vallarta era un pueblo pesquero de unas 2000 almas. Había un solo camino al mundo exterior y era intransitable durante la estación de lluvias. Yo llegué en un pequeño avión, y primero había que ahuyentar al ganado del área en las afueras del pueblo para poder aterrizar». (Huston, 1980. Un Libro Abierto)
Ante las crecientes demandas del turismo y gracias a la acción conjunta de varios visionarios empresarios, Puerto Vallarta empieza a equiparse con la infraestructura necesaria de un destino turístico moderno. Para 1985 el flujo de turismo e inmigrantes exigió, por un lado, la construcción de nuevos hoteles y por otro, el desarrollo de opciones residenciales para sus empleados y ejecutivos. Así se inicia la construcción de Marina Vallarta, un Desarrollo muy bien planeado, con condominios, centro comercial y grandes propiedades hoteleras, 450 espacios para botes y yates, el cual se inició en 1986 y en 1990 la Marina ya estaba en pleno desarrollo.
Desde entonces el crecimiento de Vallarta ha seguido, convirtiéndose en lo que es ahora, tal como lo conocemos, uno de los destinos turísticos más reconocidos a nivel mundial.
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